Las universidades, sus vicios y su seguridad mercadotécnica de cristal.



Escrito por Ronny Rosales Robles

 El 1° de Marzo Paquita (mi perrita) cumplió 3 años. Esto provocó un debate dentro de la familia, algunos decían que había que multiplicar la edad de los perros por siete para obtener una relación “válida” entre el desarrollo de un perro y el desarrollo de un ser humano. La abuela soltó una risa ridiculizante indicando:

"Perlita (otra perrita de la familia) vivió 20 años, según su lógica entonces murió de 210 años, está loco usted"

Al final el debate no llegó a ninguna parte.

Algo similar ocurre con las instituciones, solo que estas no tienen una edad multiplicable por algún número que permita relacionarlas con los humanos; sino, estás son cápsulas del tiempo que representan los valores e idiosincrasia de una generación, me explico a continuación:

Hay instituciones como las iglesias, las cuales podríamos decir representan a la generación de los años 20’s. Muy conservadoras y rígidas en sus políticas, con estructuras de autoridad muy marcadas, con una base moral y ética incuestionable, pero que en la penumbra puede fraccionarse cual bar clandestino de la década mencionada, donde era el lugar ideal para saciar el deseo de acciones impresentables para el resto de la organización.

Las empresas transnacionales de tecnología, son una cápsula del tiempo que transporta a principios del siglo presente. Buscan ser innovadoras, flexibles, alejarse de convencionalismos y presentan una cara a la sociedad de modernidad. Lo anterior provoca que haya varios rediseños de branding, múltiples esfuerzos para investigar la percepción del consumidor y la experiencia de compra, es necesario para estas marcas empezar la próxima tendencia, “ser cool”.

En mi caso, he trabajado en una universidad pública, las universidades públicas son una cápsula del tiempo de los años 60’s. Se respira un espíritu de rebeldía guerrillera, las ideas añejas comunistas aún tienen sobresalto, eso sí, ahora camufladas entre el humanismo. Existen una serie de héroes recordados por acciones que a nadie le importan. Incluso, se puede percibir en su arquitectura, sin mucho sobresalto, mucho gris, espacios abiertos, impensables en décadas posteriores ante el crecimiento urbanístico. Lo más curioso de esta generación, es que es un punto medio entre el conservadurismo total y entre el progresismo. Se normalizan tatuajes, no bañarse, identidad de género; pero, es impensable separarse, similar a los matrimonios de nuestros abuelos, juntos hasta que la muerte los separe y, aquella persona que logre desprenderse de las cadenas académicas es vista como “bicho raro”.

- ¿Se acuerda de Ronny? ¡Renunció!

- ¿Cómo que renunció? Está loco, ¿Dónde va a encontrar algo mejor que esto?

-No está loco, tiene un padecimiento aún peor, es Millennial.

- ¡Ah, bueno! Mejor que no está.

La autoridad en esta cápsula del tiempo es muy paternalista, inherente de los reglamentos. Estos son los que mandan, cuando es necesario su aplicación se determinan mil y una falencias o vacíos legales que dificultan el proceso de toma de decisiones. Lo anterior, resulta en la necesidad de negociar directamente con el subalterno y desde las jefaturas manejar una filosofía que dicte la aplicación de la norma. La camaradería se sobrepone al instrumento legal de toma de decisiones y la dificultad de aplicar la norma muchas veces resulta en que nada suceda.

Este efecto generacional se puede observar en la distancia que hay entre unidades administrativas, cada unidad es un escuadrón que responde a un objetivo común, lamentablemente, con muchos problemas de comunicación. Existen unidades que persiguen el mismo objetivo estratégico, duplicando acciones, duplicando el gasto en el presupuesto requerido para tal objetivo, un trabajo coordinado y con altas dosis de comunicación evitarían esto.

El incentivo negativo es difícil de aplicar, por lo que la motivación a través de una flexibilidad reflejada en vacaciones, permisos laborales extra-normativos, ignorar faltas al horario, tiempos de almuerzo prolongados y claro, la seguridad que da un trabajo donde el despido es un proceso complejo y engorroso. Funcionan como el elemento motivador por excelencia. “La norma la aplico en contra del funcionario, según lo mucho o poco que lo quiero motivar, lo cercano que sea” Lo anterior deposita una alta dosis de poder en las jefaturas en contraste a la dificultad de aplicación de los reglamentos.

Tal cual la biblia es el modulador conductual de algunas religiones, la normativa institucional representa la analogía perfecta. Esta es la parte conservadora de la institución universitaria pública. Es sumamente complejo y rara vez visto una actualización de las políticas, lo cual choca con la realidad de las sociedades, el contexto social se transforma a una velocidad mucho mayor que las políticas institucionales y, es por esto que muchas veces la oferta de servicios de las universidades se aleja de la demanda en el mercado.

La formalización es la cara progresista de la universidad, existe una visión horizontal de las cadenas de mando verticales; es decir, es común que mi jefatura, o la jefatura de mi jefatura o el grado máximo de autoridad, tenga una relación de amistad elevada, donde es posible ver a una gerencia de primer nivel en una mesa de tragos con las personas de los niveles más bajos. Existe una formalidad baja, pero no del todo informal, recordemos que: "La mirada del reglamento recae sobre los hombros de los despistados".

Las capacidades sociales se sobreponen a las académicas o intelectuales. En las universidades existe una metodología de oferta de puestos llamada: “proceso de atracción” En este caso, la oficina de RRHH se encarga de realizar un listado de personas que cumplen con los requisitos académicos, legales y profesionales; sin embargo, ¿Cómo se determina a la persona ganadora? La jefatura decide a dedo cuál de las personas candidatas obtendrá el puesto, dando mucho poder a las relaciones sociales y al beneficio personal sobre el institucional.

La mayoría de las normas se cambian porque la coyuntura lo exige. Se cambia la norma porque es imposible o muy complejo cumplirla en el contexto actual. Por lo que es necesario, antes de pensar en la metodología idónea para cambiar la norma, pensar una temporalidad en la que la norma deba ser revisada, ya sea que el contexto obligue a su revisión o no. Lo anterior también funciona no solo para evitar que las normas sean corregidas antes de que el contexto lo obligue, sino que hay normas que caen en el olvido y muchas veces se realizan procesos que atentan contra normas que ni los redactores de la misma la recuerdan.


Es difícil pensar en una forma aún mayor de reconocimiento, muchas instituciones más bien tienen problemas de exceso de incentivos positivos, siendo el más relevante la cantidad de vacaciones anuales. No todo es positivo, en el caso de algunas universidades públicas el principal aspecto negativo es la falta de espacios donde las personas que han empezado su carrera en estas instituciones puedan adquirir puestos profesionales. El proceso de selección del personal es muy injusto, ya que exige experiencia profesional para poder optar por el mismo; entonces, ¿Cómo hace un misceláneo que comenzó a trabajar en la universidad con 18 años y a duras penas logró estudiar para optar por un puesto profesional donde se le exige experiencia (si va de periodista que haya ejercido 3 años periodismo)? Bueno. La solución de RRHH es que trabaje ese tiempo donde desee Ad Honorem, pero ¡El proceso para que esta persona pueda trabajar gratis también es rígido! ¡Ponen trabas hasta para que se intercambie el trabajo a cambio de “experiencia”! Se deben de proveer espacios internos o externos donde las personas que acaban de profesionalizarse puedan adquirir experiencia y no condenarlos a ser bodegueros porque deben renunciar si desean ejercer como periodistas, ¿Renuncian y son periodistas o se mantienen siempre como bodegueros? En una Costa Rica con más del 20% de desempleo la mejor opción es ser bodeguero, entonces, ¿Con qué motivación voy a dedicar seis años de mi vida a obtener un grado de maestría en una carrera?



La mayor amenaza de la universidad es la inacción, cada vez hay más universidades a distancia o virtuales y hoy, es muy sencillo poder estudiar una carrera en Costa Rica que ofrezca una universidad española. Las políticas internas frenan el accionar de proyectos y esfuerzos de un grupo de personas que quiere ponerse al corriente con el mundo. El personal está sobre-calificado, es normal encontrar misceláneos, oficiales de seguridad, bodegueros con algún grado académico y más normal aun encontrar puestos más calificados con maestrías y doctorados en puestos administrativos o técnicos. Resulta frustrante ir a un curso de design thinking para que a la hora de aplicar lo aprendido haya una política obstructiva.



Las universidades públicas viven en una seguridad mercadotécnica de cristal, la pandemia es un gran ejemplo. La pandemia empujó a todas las universidades a digitalizar sus procesos educativos y llegar a todos los territorios; sin embargo, hay una universidad que sigue profesando a través de su eslogan que es: “La universidad de los territorios”. ¿De cuáles? ¿De cuáles que cualquier otra universidad del mundo no tenga alcance? Esperemos que cuando el espejismo se disipe haya más que desierto y tierras áridas.  

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