Tendencias y uso de redes sociales en Costa Rica: impacto en la sociedad, la política y la cultura digital
Costa Rica en el ámbito de las redes sociales: evolución, contexto histórico y comparativa regional
Costa Rica ha experimentado una rápida evolución en el uso de las redes sociales desde la popularización de Internet en la década de 2000. Inicialmente, la penetración de Internet era limitada, pero el país invirtió en infraestructura digital y liberalizó su mercado de telecomunicaciones a inicios de la década de 2010, facilitando el acceso masivo a teléfonos inteligentes y datos móviles. Gracias a un alto nivel de alfabetización (casi 98%) y estabilidad política, la adopción de tecnologías digitales fue acelerada. Hoy Costa Rica destaca regionalmente: en enero de 2024, el 92,5% de su población tenía acceso a Internet, una de las tasas más altas de América Latina (We Are Social & Meltwater, 2024). Asimismo, el 73–75% de la población total utiliza activamente redes sociales, proporción que supera la media mundial (~64%) y ubica a Costa Rica entre los líderes latinoamericanos en este indicador (We Are Social & Meltwater, 2024; Statista, 2023). En comparación, países vecinos presentan penetraciones menores (por ejemplo, Panamá ~57%, El Salvador ~61%) (We Are Social & Meltwater, 2024). Estos datos reflejan que Costa Rica, por contexto socioeconómico y educativo, se ha consolidado como un mercado digital maduro en la región centroamericana.
Históricamente, las primeras redes sociales populares en Costa Rica coincidieron con las tendencias globales. Durante los años 2005–2010 se usaron plataformas iniciales (Hi5, MySpace), pero Facebook se consolidó rápidamente como la red predominante a partir de 2010, al igual que en otros países. El auge de Facebook estuvo acompañado por la creciente disponibilidad de smartphones tras la apertura del sector móvil. En la segunda mitad de la década de 2010 emergieron Instagram y WhatsApp como herramientas clave de comunicación, mientras que YouTube se estableció como fuente importante de entretenimiento e información. A inicios de la década de 2020, Costa Rica siguió las tendencias globales con la adopción masiva de TikTok (plataforma de videos cortos) y un aumento del consumo de contenido multimedia en redes. En términos de contexto regional, Costa Rica comparte con países como Chile y Uruguay un perfil de alta integración digital, superando en indicadores de uso de redes a economías más grandes como México o Brasil en proporción poblacional (Statista, 2023). Esto se atribuye a factores como una sólida infraestructura de telecomunicaciones, políticas públicas de inclusión digital y un gran interés cultural por las redes sociales como medio de sociabilidad.
Uso de las redes sociales en Costa Rica: datos de penetración, perfiles de usuarios y hábitos digitales
El uso de las redes sociales en Costa Rica es ampliamente difundido en todos los estratos de la sociedad. Según informes recientes, unos 3,8 a 3,9 millones de costarricenses son usuarios activos de redes sociales (We Are Social & Meltwater, 2024). Esto equivale aproximadamente al 74% de la población total del país y a más del 84% de la población mayor de 18 años (We Are Social & Meltwater, 2024). La tasa es notablemente alta: en la población adulta, se estima que 9 de cada 10 costarricenses usan al menos una red social de forma regular (Statista, 2023). Estas cifras evidencian que las redes sociales se han convertido en parte integral de la vida cotidiana, con una penetración que creció de manera sostenida en los últimos cinco años.
El perfil demográfico de los usuarios costarricenses es diverso pero con algunas tendencias definidas. Aproximadamente 50–51% de los usuarios son mujeres y 49–50% hombres, lo que indica un uso equilibrado entre géneros (We Are Social & Meltwater, 2024). En cuanto a la distribución por edad, los jóvenes y adultos jóvenes representan el sector más activo: los grupos de 18 a 34 años concentran una proporción elevada de usuarios, aunque también hay participación significativa de adultos mayores. Estudios locales señalan que la edad mediana de los usuarios de redes tiende a alinearse con la mediana de la población (cerca de 34 años), pero con mayor intensidad de uso en las cohortes más jóvenes (CICOM UCR, 2024). Por nivel socioeducativo, la mayoría de usuarios tiene educación secundaria o superior, aunque la brecha digital por educación se ha ido reduciendo gracias a la amplia disponibilidad de teléfonos móviles.
En cuanto a hábitos digitales, los costarricenses acceden principalmente a redes sociales a través de dispositivos móviles. Más del 97% de los usuarios de redes utilizan smartphones para conectarse, en contraste con un uso mucho menor de computadoras de escritorio o portátiles (We Are Social & Meltwater, 2024; Statista, 2023). La conectividad móvil está muy extendida: el país cuenta con 8,14 millones de suscripciones móviles activas, lo que equivale a un 155% de la población (es común que un individuo posea más de una SIM o dispositivo) (We Are Social & Meltwater, 2024). Consecuentemente, el acceso a redes es ubicuo y continuo. Las encuestas indican que la frecuencia de uso es diaria en una abrumadora mayoría – los usuarios se conectan varias veces al día para revisar actualizaciones, chatear y consumir contenido (CICOM UCR, 2024). De hecho, se estima que el tiempo promedio diario dedicado a redes sociales ronda las 2 horas (en línea con el promedio global), aunque este valor puede ser mayor en los segmentos jóvenes urbanos (We Are Social & Meltwater, 2024). Los hábitos incluyen consultar noticias en redes, participar en grupos de chat (especialmente en WhatsApp y Facebook) y consumir videos cortos de entretenimiento. En síntesis, Costa Rica exhibe una cultura digital robusta: la gran mayoría de sus ciudadanos están conectados, con hábitos intensivos y multi-plataforma en el ecosistema de redes sociales.
Redes más usadas en Costa Rica: ranking y popularidad por segmentos demográficos
Diversas encuestas y estudios posicionan a Facebook, WhatsApp y YouTube entre las plataformas más usadas en Costa Rica, seguidas de cerca por Instagram y más recientemente TikTok. Según el II Informe sobre el uso de plataformas digitales (CICOM UCR, 2024), Facebook sigue siendo la red social más utilizada en el país, con alrededor del 85% de los encuestados reportando uso activo. Facebook atrae a un público transversal: es muy frecuente entre personas de 18 a 54 años, con algo de declive en los mayores de 55. Su alcance masivo y su adopción temprana explican que siga siendo la plataforma predominante para socializar y acceder a información (CICOM UCR, 2024).
Por su parte, WhatsApp —aunque es una aplicación de mensajería más que una red social tradicional— es omnipresente en la comunicación cotidiana: aproximadamente 98% de los costarricenses utilizan WhatsApp para mensajes, llamadas o grupos, independientemente de edad o región (CICOM UCR, 2024). WhatsApp se ha convertido en “la herramienta de facto” para comunicación personal, profesional e incluso para difusión de noticias, dada su penetración prácticamente universal en el país.
En cuanto a plataformas de contenido multimedia, YouTube destaca como la principal para videos: un 80% de los usuarios costarricenses accede a YouTube, lo que la convierte en la plataforma de entretenimiento digital más popular (CICOM UCR, 2024). YouTube atrae a públicos de todas las edades por su variedad de contenido (música, tutoriales, noticias, etc.). Su uso ha crecido incluso en grupos de mayor edad, aunque es particularmente alto en jóvenes adultos.
Instagram es la siguiente en el escalafón de popularidad: reporta un uso del 48% de la población, con predominio en menores de 35 años (CICOM UCR, 2024). Instagram resultó especialmente popular entre usuarios urbanos con educación secundaria y universitaria, y ha crecido sostenidamente impulsada por el atractivo de lo visual (fotografías, stories y videos cortos). La plataforma TikTok, por su parte, ha tenido un crecimiento explosivo en pocos años, alcanzando alrededor de 45% de usuarios en 2023–2024 (CICOM UCR, 2024). TikTok es particularmente predominante entre adolescentes y adultos jóvenes, con mayor adopción en el segmento de 13 a 24 años. Su formato de video corto y algoritmo de contenidos virales captó rápidamente a la audiencia más joven, convirtiéndola en una de las redes de mayor crecimiento en Costa Rica al igual que en el mundo.
Otras redes ocupan nichos más específicos: Twitter (ahora X), pese a su perfil global, tiene un uso bastante reducido en Costa Rica (alrededor de solo 2% de usuarios frecuentes) (CICOM UCR, 2024). Twitter tiende a ser utilizado principalmente por ciertos grupos, como profesionales, periodistas y entusiastas de temas políticos o tecnológicos, a menudo hombres jóvenes con educación universitaria del Valle Central. LinkedIn, la red profesional, cuenta con un público limitado pero creciente: cifras de alcance publicitario sugieren que cerca del 32% de la población (especialmente profesionales urbanos) tiene cuenta en LinkedIn (We Are Social & Meltwater, 2024). Telegram (8% de uso) permanece como una alternativa minoritaria de mensajería, popular entre usuarios más jóvenes y tecnológicamente aficionados (CICOM UCR, 2024). Finalmente, plataformas como Snapchat o Pinterest tienen presencia marginal; por ejemplo, Snapchat alcanza a cerca del 11% de la población, mayoritariamente mujeres jóvenes (We Are Social & Meltwater, 2024). En conjunto, el ecosistema de redes en Costa Rica refleja tanto la influencia de gigantes globales (Meta/Facebook, Google/YouTube) como la rápida adopción de nuevos actores (TikTok), con preferencias segmentadas por edad y estilo de uso.
Diferencias demográficas en popularidad. Los datos muestran patrones interesantes: los jóvenes (menores de 25) privilegian Instagram, TikTok y YouTube, redes centradas en contenido audiovisual y tendencias. Los adultos de mediana edad (25–45) suelen combinar Facebook y WhatsApp (por contactos familiares y laborales) con Instagram o YouTube para entretenimiento. En cambio, los adultos mayores que usan redes se inclinan más por Facebook y WhatsApp, herramientas ya establecidas, y su participación en nuevas plataformas es menor. También se observan brechas urbano-rurales moderadas: en el Valle Central (área urbana principal) la penetración de redes como Instagram o LinkedIn es mayor que en zonas costeras o rurales, aunque Facebook y WhatsApp mantienen alta difusión en todo el país (CICOM UCR, 2024). Por género, la mayoría de redes muestran uso balanceado, con ligera sobrerrepresentación femenina en plataformas visuales (ej. un 56% de la audiencia de Instagram son mujeres) y masculina en redes de nicho como Twitter o LinkedIn (We Are Social & Meltwater, 2024). En síntesis, Facebook y WhatsApp son prácticamente universales en todos los grupos, mientras que Instagram y TikTok concentran a los usuarios más jóvenes, y redes especializadas (Twitter, LinkedIn) permanecen limitadas a segmentos específicos de la población.
Tendencias actuales en redes sociales: video, e-commerce, influencers y comunidades privadas
El panorama costarricense de redes sociales en 2024 refleja varias tendencias emergentes, alineadas con dinámicas globales, que están moldeando la forma en que las personas y las empresas utilizan estas plataformas:
Dominio del contenido en video corto: Se observa una marcada preferencia por formatos audiovisuales dinámicos. El auge de TikTok y la incorporación de Reels en Instagram y de Stories/Videos en Facebook indican que los usuarios costarricenses consumen cada vez más contenido de video breve y creativo. Las empresas de medios y marketers locales han respondido adaptando su contenido a estos formatos para captar la atención de la audiencia joven. Esta tendencia al video se extiende también a YouTube, donde crece la producción de vlogs y videos informativos cortos. En Costa Rica han emergido influencers y creadores nativos de TikTok e Instagram que generan contenido viral de alcance nacional, aprovechando la alta penetración móvil y el gusto por lo visual (We Are Social & Meltwater, 2024). En suma, el video se ha convertido en el tipo de contenido rey, desplazando en gran medida a las publicaciones basadas solo en texto.
Crecimiento del social e-commerce: Las redes sociales se están consolidando como canales para el comercio electrónico y la promoción de productos. Cada vez más costarricenses reportan descubrir y comprar productos a través de redes sociales (Statista, 2023). Instagram y Facebook Marketplace son plataformas clave para las PYMEs y emprendedores locales, que exhiben sus catálogos en estas redes e interactúan con clientes vía mensajes. La pandemia de COVID-19 aceleró esta tendencia al obligar a muchos negocios a volcarse en línea. Actualmente es común ver en Costa Rica ventas de ropa, electrónica, comida y servicios coordinadas enteramente vía WhatsApp o Facebook. Además, se ha popularizado el uso de enlaces de pago móviles compartidos por redes, facilitando transacciones inmediatas. El marketing en redes incluye ahora funciones de tienda integradas (por ejemplo, catálogos en Instagram Shopping) que hacen difusa la línea entre navegar y comprar. Esta integración de comercio en redes se espera que siga en ascenso, apoyada por la confianza creciente de los usuarios en comprar en línea y la conveniencia de hacerlo dentro de las mismas aplicaciones donde descubren los productos.
Marketing de influencers en auge: Las marcas costarricenses, al igual que las internacionales, han incrementado el uso de influencers y creadores digitales para sus campañas publicitarias. Existe una nueva generación de micro-influencers locales en áreas como moda, fitness, gastronomía y turismo, que cuentan con decenas o cientos de miles de seguidores. Su credibilidad y cercanía con la audiencia los hace aliados valiosos para promocionar productos de manera más orgánica que la publicidad tradicional. En los últimos años se han visto múltiples campañas donde compañías de telecomunicaciones, restaurantes o tiendas al detal colaboran con youtubers, instagrammers o tiktokers costarricenses para crear contenido patrocinado. Esta estrategia de mercadeo influencial aprovecha la alta confianza que los seguidores depositan en las recomendaciones de personas a las que siguen. Estudios globales señalan que la industria del influencer marketing continúa en expansión en Latinoamérica (Statista, 2023), y Costa Rica no es la excepción: agencias especializadas han surgido para conectar marcas con talentos digitales locales. Como resultado, la publicidad en redes tiende a ser más personalizada y enfocada en nichos específicos de audiencia, usando la voz de los influencers en lugar de anuncios genéricos.
Proliferación de comunidades privadas y grupos cerrados: Otra tendencia relevante es la preferencia por espacios más privados o grupos comunitarios en línea. Muchos usuarios, preocupados por la sobreexposición o la desinformación en el ámbito público de las redes, migran parte de sus interacciones a grupos de Facebook cerrados, chats de WhatsApp o foros específicos. En Costa Rica existen grupos privados muy activos —por ejemplo, comunidades barriales en Facebook para seguridad local, grupos de aficionados (deporte, mascotas, etc.) y chats masivos en WhatsApp para padres de escuela o colegas de trabajo. Estas comunidades cerradas permiten un mayor control sobre quién participa y sobre el contenido compartido, generando confianza entre sus miembros. También se observa la popularidad de aplicaciones de mensajería con énfasis en privacidad (como Telegram, aunque minoritaria) y el uso de listas de difusión selectivas. En síntesis, mientras el uso general de redes sigue creciendo, hay una paradoja: los usuarios buscan interacciones más íntimas y segmentadas dentro de ese vasto espacio digital. Esta inclinación ha llevado a las propias plataformas a ofrecer más opciones para grupos privados, chats en vivo y control de audiencia de publicaciones, respondiendo a la demanda de espacios digitales más seguros y personalizados.
Integración de nuevas tecnologías: Como parte del entorno global, Costa Rica también experimenta la incorporación de herramientas innovadoras en redes sociales. En el período 2022–2024 se nota interés emergente en temas como realidad aumentada (ej. filtros de Instagram), el uso de chatbots de IA en mensajería empresarial y el surgimiento de debates sobre el rol de la inteligencia artificial generativa (ChatGPT) en la creación de contenidos. Si bien estas tendencias están en fases iniciales, las mencionadas aplicaciones tecnológicas empiezan a figurar en la conversación pública y en estrategias de comunicación digital del país (CICOM UCR, 2024). Es previsible que, al ritmo de la transformación digital, las redes sociales en Costa Rica sigan incorporando nuevas funciones y adaptándose a las innovaciones, tal como han hecho con el video y el comercio electrónico.
En resumen, el panorama actual muestra redes sociales en constante evolución: los costarricenses consumen más video y contenido efímero, participan en compras y marketing dentro de las plataformas, siguen a creadores de contenido influyentes locales, y simultáneamente, buscan comunidades digitales más cercanas. Estas tendencias configuran un ecosistema cada vez más dinámico y multifacético, con profundas implicaciones culturales y económicas.
Informe de uso de plataformas digitales: síntesis de estudios e informes relevantes
En los últimos años se han elaborado varios estudios e informes que examinan en profundidad el uso de plataformas digitales y redes sociales en Costa Rica. Estos análisis brindan un panorama cuantitativo y cualitativo del ecosistema digital costarricense, sirviendo de base para comprender tendencias y orientar políticas públicas.
Uno de los informes de referencia es el “Digital 2024: Costa Rica” publicado por DataReportal en colaboración con We Are Social y Meltwater. Este reporte internacional ofrece un compendio de estadísticas actualizadas a enero de 2024 sobre Internet y redes sociales en el país. Entre sus hallazgos principales, ya mencionados, se cuentan la alta penetración de Internet (92,5%) y de redes sociales (~74%), el crecimiento interanual de usuarios digitales, la distribución demográfica de los usuarios y métricas de uso por plataforma (We Are Social & Meltwater, 2024). Este informe sitúa a Costa Rica en contexto global y regional, evidenciando que el país tiene niveles de digitalización comparables a naciones desarrolladas en ciertos indicadores. DataReportal también documenta datos como la velocidad de conexión promedio (p. ej., 26,5 Mbps móvil; 84,5 Mbps fija) y la prevalencia de dispositivos móviles, proporcionando una visión integral del “estado digital” de Costa Rica (We Are Social & Meltwater, 2024).
A nivel nacional, destaca el Informe del Centro de Investigación en Comunicación (CICOM) de la UCR sobre uso de plataformas digitales en Costa Rica (CICOM UCR, 2024). Este es el II Informe “Nuestras Apps de cada día”, basado en encuestas representativas a la población adulta con teléfono celular. Sus resultados complementan las estadísticas globales con un enfoque local: confirman, por ejemplo, que 90% de la población adulta usa redes sociales, detallando además patrones de uso por edad, género, nivel educativo y región (CICOM UCR, 2024). El informe del CICOM reveló hallazgos como la persistencia del dominio de Facebook, el ascenso de Instagram y TikTok en grupos jóvenes, y la casi universalidad de WhatsApp como medio de comunicación. También explora el uso de otras plataformas (entretenimiento, movilidad, comercio) y fenómenos como la adopción incipiente de herramientas de IA. Este tipo de estudio académico local es valioso para entender matices culturales del uso digital y las brechas digitales internas del país (por ejemplo, diferencias de uso entre generaciones o entre zonas urbanas y rurales).
Además, instituciones gubernamentales y organismos internacionales han aportado informes relevantes. La Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) publica periódicamente informes estadísticos del sector telecom, que aunque enfocados en infraestructura, ofrecen datos indirectamente relacionados con redes (como el número de suscripciones móviles, tráfico de datos, etc.). Por otro lado, el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT) ha impulsado estudios sobre sociedad de la información, y ha colaborado en encuestas nacionales (a través del INEC) sobre acceso y uso de TIC, cuyos resultados respaldan muchas de las cifras citadas (alto porcentaje de hogares con Internet, uso de computadora vs. móvil, etc.).
Informes internacionales complementan esta visión: por ejemplo, la serie Digital News Report del Reuters Institute (que incluye a Costa Rica en su análisis) ha indicado que un 61% de los encuestados costarricenses usan redes sociales para informarse de noticias nacionales (PROLEDI, 2023, citado en Freedom House, 2024). Asimismo, estudios de UNESCO y el programa Global Kids Online de UNICEF han explorado aspectos como las competencias digitales de los jóvenes, la exposición a riesgos en línea y el bienestar digital en Costa Rica, proporcionando insumos cualitativos sobre cómo se usan las plataformas más allá de los números puros.
En conjunto, la síntesis de estos informes permite afirmar que Costa Rica posee uno de los entornos digitales más desarrollados de Latinoamérica, caracterizado por una amplia adopción de redes sociales y una integración profunda de las mismas en la vida social, económica y política del país. Las cifras de diferentes fuentes convergen para mostrar una realidad: los costarricenses no solo están conectados, sino que dependen de las plataformas digitales para informarse, comunicarse, entretenerse y realizar actividades diarias. Esto plantea oportunidades (mercados digitales, gobierno electrónico, educación en línea) y desafíos (brechas de acceso remanentes, seguridad digital, alfabetización mediática) que han sido señalados por dichos informes, orientando las discusiones de política digital hacia el cierre de brechas y la promoción de un uso seguro y productivo de las redes.
Influencia de las redes sociales en elecciones y temas políticos en Costa Rica
Las redes sociales han tenido un impacto significativo en los procesos electorales y la discusión política en Costa Rica durante la última década. En un país con alta penetración digital, plataformas como Facebook, Twitter y WhatsApp se han convertido en espacios clave para las campañas políticas, la movilización ciudadana y la formación de la opinión pública.
Un claro ejemplo fue la campaña electoral de 2018, en la cual las redes sociales jugaron un papel central en la difusión de mensajes de los candidatos y en el debate sobre temas polémicos. Durante esa contienda, asuntos como religión y derechos civiles (ej. matrimonio igualitario) se discutieron intensamente en Facebook y WhatsApp, a tal punto que se habla de una “elección influenciada por redes sociales”. Los candidatos incrementaron su presencia en línea para llegar a votantes jóvenes, y se observaron casos de desinformación viral: se propagaron noticias falsas y rumores por redes, lo que llevó a las autoridades y medios a implementar iniciativas de verificación (fact-checking). Este fenómeno puso de relieve tanto el potencial de las redes para amplificar mensajes políticos como el riesgo de que se convirtieran en vehículos de información errónea que afectara las percepciones del electorado.
En las elecciones presidenciales 2022, el rol de las redes sociales fue aún más analizado. Un estudio de la Universidad Latina de Costa Rica monitorizó la “conversación digital” durante la primera ronda electoral, encontrando que Facebook y Twitter sirvieron para medir el sentimiento de los votantes en tiempo real (Fontenla-Pedreira et al., 2023). La investigación reportó altos niveles de interacción en redes: los candidatos generaron contenido constante y la ciudadanía reaccionó intensamente con comentarios y compartidos. Un hallazgo preocupante fue la presencia de cuentas falsas (“trolls” y bots) que inflaban la conversación. Se estima que más del 11% de las publicaciones sobre política durante el período electoral provinieron de cuentas no auténticas, llegando en semanas críticas a picos de 19–21% de participación inauténtica (Freedom House, 2024). Esto indica la existencia de campañas coordinadas para manipular la opinión en redes, ya sea por actores nacionales o externos. De hecho, en abril de 2022 Facebook desmanteló una red de cuentas falsas en Costa Rica que operaba durante la campaña, las cuales se hacían pasar por medios de comunicación locales y difundían propaganda a favor o en contra de ciertos candidatos (Freedom House, 2024). Esta operación estuvo vinculada a una firma de relaciones públicas, evidenciando cómo han surgido intentos sofisticados de marketing político encubierto en el ámbito digital.
Las redes sociales también han sido aprovechadas por los propios políticos y partidos como herramientas oficiales de comunicación. Todos los candidatos presidenciales y la mayoría de aspirantes a cargos públicos en Costa Rica mantienen perfiles activos en Facebook, Instagram y Twitter para divulgar sus propuestas, responder preguntas de ciudadanos y, en ocasiones, confrontar a sus oponentes. Esta comunicación directa rompe el filtro de la prensa tradicional, lo que tiene un efecto doble: por un lado, acerca a las figuras políticas a la gente común (una forma de micro-targeting donde el candidato puede hablarle directamente a distintos sectores mediante redes); por otro lado, puede propiciar discursos polarizantes o confrontativos, al no haber mediadores y difundirse mensajes instantáneamente. Un caso notable es el del actual presidente Rodrigo Chaves (electo en 2022), quien es muy activo en redes sociales y las ha utilizado para criticar a medios de comunicación y adversarios, generando controversia sobre el tono e impacto de esos mensajes en la libertad de prensa (Freedom House, 2024). Este ejemplo ilustra cómo las redes pueden servir tanto para la participación democrática (invitando al debate y la organización ciudadana) como para la propagación de campañas negativas o ataques personales, con repercusiones en la cultura política.
Además de su influencia en campañas electorales, las redes sociales han incidido en la agenda pública y en movilizaciones políticas fuera de períodos electorales. Por ejemplo, durante debates legislativos importantes o protestas (como las manifestaciones contra planes fiscales en 2018 y 2020), plataformas como Facebook y Twitter fueron empleadas para convocar marchas, difundir consignas y evidenciar en vivo situaciones de abuso o enfrentamientos. El gobierno y las instituciones también han tenido que adaptarse: tanto el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) como los medios nacionales desarrollaron estrategias de monitoréo de redes para detectar noticias falsas durante elecciones y emitir aclaraciones oportunas. Incluso se lanzó en 2018 la iniciativa interuniversitaria “Observatorio de Comunicación Digital”, con participación académica, para analizar las narrativas en redes en torno a temas nacionales. Todo ello apunta a que la conversación política en Costa Rica se ha trasladado en buena medida al terreno digital.
En síntesis, las redes sociales en Costa Rica amplifican el alcance de la política: son canal de información política para la mayoría (se calcula que 61% de los ciudadanos las usan para informarse de noticias nacionales al menos ocasionalmente) (PROLEDI, 2023). También son espacio para la persuasión y, lamentablemente, la desinformación. Si bien han democratizado la voz pública dando tribuna a diversos sectores y permitiendo organización social (por ejemplo, colectivos feministas y ambientalistas hacen campañas virales exitosas), también han introducido nuevos desafíos al debate político: la polarización en línea, los “ejércitos” de bots y troles, y la necesidad de educar a la ciudadanía en alfabetización mediática para distinguir fuentes confiables. El caso costarricense demuestra que las redes sociales pueden incidir en resultados electorales y en la percepción de legitimidad de los procesos políticos, lo cual ha motivado a las autoridades a reforzar sus defensas contra la desinformación y a fomentar el uso responsable de estas plataformas en la esfera cívica (LSE Blogs, 2022). Sin duda, cualquier análisis contemporáneo de la política nacional debe considerar el factor redes sociales como un elemento central en el juego democrático costarricense.
Ciberacoso en redes sociales: impacto en la juventud y la sociedad; estadísticas y efectos psicológicos
El ciberacoso, o acoso a través de medios digitales, se ha convertido en una preocupación importante en Costa Rica a medida que más personas —especialmente jóvenes— utilizan las redes sociales. Al igual que en otros países, el ciberacoso adopta formas variadas, desde insultos y humillaciones públicas en plataformas como Facebook o Instagram, hasta amenazas y hostigamiento persistente mediante mensajería privada. Diversos estudios y datos nacionales ofrecen un panorama de la prevalencia de este fenómeno y sus consecuencias en la población.
En cuanto a estadísticas de prevalencia, los datos sugieren que una proporción significativa de niños, niñas y adolescentes costarricenses han enfrentado experiencias de acoso en línea. Aunque no todas las instancias de bullying escolar ocurren en Internet, las encuestas integrales suelen incluir el componente digital: por ejemplo, el informe del programa PISA 2022 reveló que 44% de los estudiantes costarricenses de 15 años reportaron haberse sentido acosados (bullying) en el colegio en algún momento (Cordero, 2024). Este porcentaje –el más alto entre 80 países evaluados– incluye tanto acoso presencial como en línea, indicando que casi la mitad de los jóvenes ha sufrido algún tipo de hostigamiento por sus pares. Si bien la estadística refleja principalmente el contexto escolar general, es razonable inferir que una fracción considerable de ese acoso ocurre vía redes sociales o medios digitales (dado el alto uso de redes en esas edades). De hecho, un estudio nacional anterior ya había señalado que alrededor del 60% de estudiantes en todos los niveles han sido víctima o partícipe de bullying, y advertía del creciente rol de las plataformas en esas dinámicas (Sanabria & Venegas, 2018).
Las denuncias formales de ciberacoso ante autoridades son relativamente pocas en comparación con la probable cifra negra de casos no reportados. El Patronato Nacional de la Infancia (PANI), entidad encargada de velar por los derechos de menores, registró solo 17 denuncias de ciberbullying en 2019 y cifras similares (15–12 casos) en 2020 y 2021 (Panorama Digital, 2022). Entre enero y abril de 2022 ya se habían recibido 12 denuncias nuevas de situaciones de acoso digital contra menores (Panorama Digital, 2022). Estas cifras oficiales, aunque modestas, reflejan solo la punta del iceberg: muchos niños y adolescentes no reportan el acoso por miedo, vergüenza o falta de conocimiento sobre dónde acudir. Por ello, expertos señalan que el ciberacoso está subrepresentado en estadísticas de denuncias, requiriendo encuestas y estudios especializados para dimensionarlo correctamente.
Durante la pandemia de COVID-19 (2020–2021), con el traslado abrupto de la vida escolar y social al mundo en línea, aumentaron las alertas sobre ciberacoso. El PANI y el Colegio de Psicólogos advirtieron que el confinamiento prolongado, sumado al estrés, podía exacerbar casos de acoso virtual entre estudiantes, ya sea mediante chats, comentarios ofensivos en redes o incluso difusión no consentida de fotografías (PANI, 2020). Aunque no se dispone de estadísticas públicas detalladas post-pandemia, los profesionales reportaron un incremento en consultas relacionadas con acoso en línea en adolescentes durante ese periodo. Esto sugiere que el ciberacoso es un fenómeno dinámico, influido por las circunstancias sociales: cuanto mayor es el tiempo que la juventud pasa conectada (como ocurrió en la virtualidad forzada), mayor es la exposición potencial a interacciones agresivas en el mundo digital.
En cuanto a los impactos psicológicos y sociales del ciberacoso, la literatura coincide en que son profundamente negativos y similares –e incluso potenciado– a los del bullying tradicional. Las víctimas de ciberacoso a menudo experimentan una gama de efectos emocionales: pueden sentirse ansiosas, atemorizadas, avergonzadas, deprimidas o aisladas (UNICEF, s.f.). Al ser el acoso en línea intrusivo (sucede en cualquier momento, incluso en la casa vía teléfono) la víctima percibe que no tiene escapatoria, lo que aumenta la angustia (UNICEF, s.f.). Investigaciones han documentado que los jóvenes acosados en redes presentan con frecuencia síntomas psicosomáticos como insomnio, dolores de cabeza o problemas gastrointestinales, derivados del estrés crónico (UNICEF, s.f.). En el plano social, el ciberacoso puede deteriorar las relaciones de la víctima con sus pares y familia: muchos optan por callar el abuso por miedo o culpa, lo cual los aísla más y puede agravar sentimientos de soledad. Un estudio sobre adolescentes costarricenses encontró que aquellos que habían sufrido ciberacoso tendían a mostrar baja autoestima, retraimiento social y disminución en el rendimiento académico (Sánchez & Ramírez, 2022). Estas consecuencias son especialmente preocupantes en jóvenes, dado que están en etapas formativas de su identidad y habilidades sociales.
En casos extremos, el ciberacoso puede conducir a daños severos en la salud mental, incluyendo ideación suicida. Si bien no hay datos públicos concretos en Costa Rica sobre suicidios vinculados directamente al acoso en línea, la relación entre bullying/ciberbullying y riesgo suicida en adolescentes ha sido establecida internacionalmente (UNICEF, s.f.). Cada incidente de ciberacoso sostenido incrementa la probabilidad de depresión clínica o trastornos de ansiedad en la víctima, lo cual demanda la intervención de padres, educadores y profesionales de salud mental. Desde una perspectiva social más amplia, el ciberacoso afecta el clima escolar y familiar: genera entornos de miedo y puede normalizar la violencia entre pares si no se aborda adecuadamente. Además, es un fenómeno que puede trascender a la edad adulta; aunque con menos frecuencia, también hay reportes de ciberacoso laboral o entre adultos (p. ej., difamaciones o acoso en redes profesionales), lo que indica que no es un problema confinado solo a escuelas.
En respuesta a esta problemática, Costa Rica ha tomado algunas medidas. En la última década, el Ministerio de Educación Pública (MEP) implementó programas de convivencia digital y protocolos anti-bullying que incluyen orientaciones sobre ciberacoso. Organizaciones como UNICEF Costa Rica han desarrollado campañas de concientización y guías para jóvenes, enfatizando la importancia de denunciar el acoso en línea y de que los testigos (“bystanders”) no guarden silencio. El PANI mantiene una línea de ayuda 1147, incluyendo atención vía WhatsApp, para que menores denuncien situaciones de violencia o acoso. También se realiza cada año la campaña interinstitucional “Alto al bullying y ciberbullying”, con participación de colegios, municipalidades y expertos en psicología, la cual busca educar sobre cómo identificar el ciberacoso y fomentar una cultura de respeto en el entorno digital (Panorama Digital, 2022).
A pesar de estas iniciativas, los expertos señalan que el desafío sigue siendo grande: se requiere mayor educación digital para estudiantes, padres y docentes, de modo que todos comprendan tanto los riesgos de las redes sociales como las herramientas disponibles para protegerse (bloqueo de agresores, configuración de privacidad, denuncia de contenido). El ciberacoso es, en última instancia, un reflejo de problemas sociales más amplios (intolerancia, violencia, discriminación) manifestados en nuevos medios. Abordarlo implica un trabajo conjunto de la comunidad educativa, el sistema legal (las leyes contra delitos informáticos contemplan sanciones para hostigamiento grave) y las propias plataformas de redes sociales, que deben mejorar la moderación de contenidos dañinos. En conclusión, el ciberacoso en Costa Rica, al igual que globalmente, constituye un reto multidimensional: un fenómeno alimentado por la ubicuidad de las redes y la vulnerabilidad de los jóvenes, cuyas secuelas emocionales pueden ser duraderas. Enfrentarlo exitosamente demandará mantener los esfuerzos de prevención, atención psicológica a víctimas y promoción de una ciudadanía digital empática y responsable.
Referencias
- Centro de Investigación en Comunicación (CICOM UCR). (2024). II Informe sobre el uso de plataformas digitales en Costa Rica. Universidad de Costa Rica. https://www.ucr.ac.cr/medios/documentos/2024/cicom_nuestras-apps-de-cada-dia-2024.pdf
- Cordero Parra, M. (2024, 9 de septiembre). Costa Rica es el país con mayor porcentaje de casos de bullying reportados en el mundo, según estudio internacional. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/pais/costa-rica-es-el-pais-con-mayor-porcentaje-de-casos-de-bullying-reportados-en-el-mundo-segun-estudio-internacional/
- Fontenla-Pedreira, J., Arce-Chaves, L., & Maiz-Bar, C. (2023). Conversación y sentimiento digital registrado durante la primera vuelta del proceso electoral costarricense de 2022. Revista de Comunicación, 22(1), 127–151. https://doi.org/10.26441/RC22.1-2023-3051
- Freedom House. (2024). Costa Rica – Freedom on the Net 2024 Report. Freedom House. https://freedomhouse.org/country/costa-rica/freedom-net/2024
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- Statista. (2023). Social media penetration in Costa Rica. Statista. https://www.statista.com/statistics/1008093/penetration-rate-social-networks-costa-rica/
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- UNICEF. (s.f.). Ciberacoso: qué es y cómo detenerlo. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. https://www.unicef.org/es/end-violence/ciberacoso-que-es-y-como-detenerlo
Trends and Use of Social Media in Costa Rica: Impact on Society, Politics, and Digital Culture
AbstractThis research analyzes the evolution, use, and current trends of social media in Costa Rica, highlighting its profound influence on society, politics, and digital culture. Based on recent reports and academic literature, the study examines levels of social media penetration, demographic profiles of users, and the most popular platforms in the country. It also explores emerging trends such as short-form video, social commerce, influencer marketing, and the growth of private online communities. Special attention is given to challenges like cyberbullying, especially among youth, and the role of social media in shaping electoral processes and public opinion. The findings show that Costa Rica exhibits one of the highest levels of digital adoption in Latin America, making social media a central element in daily life, public debate, and cultural transformation.


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