Tendencias tecnológicas 2025-2026: Innovación global, educación, negocios y América Latina

 

Innovaciones tecnológicas globales (2025-2026)

En el ámbito global, una nueva ola de innovaciones tecnológicas está redefiniendo industrias y sociedades. Diversos análisis coinciden en que la inteligencia artificial (IA) continuará liderando el cambio: desde IA generativa que crea contenidos originales hasta IA agentiva con agentes autónomos capaces de tomar decisiones y ejecutar tareas complejas sin supervisión constante. Junto a la IA, se observan avances acelerados en computación cuántica, con gigantes tecnológicos y startups llevando esta frontera más allá de lo teórico hacia aplicaciones prácticas que multiplicarán la potencia de cómputo disponible (Sarkar & Thomas, 2025). Otra área de transformación es la de chips y hardware especializados: la creciente demanda de semiconductores diseñados específicamente para IA, visión artificial u otras tareas críticas promete mejoras exponenciales en eficiencia y capacidad de procesamiento (Neira, 2025). Además, la convergencia de tecnologías está dando lugar a innovaciones antes impensables, como la combinación de biotecnología e IA para crear terapias personalizadas y “organismos” programables que traten enfermedades de forma autónoma (Sarkar & Thomas, 2025). En conjunto, estas tendencias globales responden a desafíos actuales –desde la seguridad digital hasta la sostenibilidad ambiental– y marcan el rumbo hacia una nueva revolución tecnológica en 2025 y 2026.

Top 10 avances tecnológicos emergentes previstos para 2025-2026 

  • Inteligencia Artificial avanzada (generativa y agentiva) – IA omnipresente optimizando procesos, decisiones y servicios en todos los sectores. La IA se ha convertido en el núcleo de la innovación, potenciando desde la automatización industrial hasta la asistencia médica personalizada (Neira, 2025).
  • Computación Cuántica – Nueva generación de ordenadores que utilizan qubits para superar los límites del procesamiento binario tradicional. Se espera un crecimiento significativo de la inversión en computación cuántica, apuntando a resolver problemas complejos de optimización, criptografía y simulación científica mucho más rápido que antes (Murillo, 2025).
  • Conectividad 5G/6G y Edge Computing – Redes inalámbricas ultrarrápidas y la computación en el borde están habilitando comunicaciones casi instantáneas. La conectividad avanzada permitirá manejar enormes volúmenes de datos en tiempo real, habilitando aplicaciones como ciudades inteligentes, vehículos autónomos y fábricas conectadas (Neira, 2025). El edge computing, por su parte, lleva el procesamiento cerca de la fuente de datos, reduciendo latencia y aliviando la nube central.
  • Realidad Extendida (XR) – Tecnologías inmersivas de Realidad Virtual (RV) y Realidad Aumentada (RA) integradas en entornos educativos, laborales y de entretenimiento. Estas permiten experiencias interactivas más ricas: por ejemplo, entrenamientos industriales con simulaciones virtuales realistas, o plataformas educativas donde los estudiantes exploran entornos simulados (Universidad Panamericana, 2025). La realidad inmersiva está revolucionando también el diseño, la medicina y el marketing al crear nuevas formas de visualizar y experimentar información (Pincheira Muñoz, 2025).
  • Robótica avanzada y automatización – Robots colaborativos y autónomos cada vez más sofisticados están asumiendo tareas en manufactura, logística, agricultura y otros campos. La robótica impulsada por IA mejora la capacidad de estas máquinas para trabajar junto a humanos de forma segura y eficiente (Pincheira Muñoz, 2025). Asimismo, la aparición de robots polifuncionales –capaces de adaptarse a múltiples tareas– y drones autónomos transformará sectores como la entrega de mercancías, la vigilancia y el transporte (Neira, 2025).
  • Tecnologías de confianza digital y ciberseguridad – Ante amenazas crecientes, surge un énfasis en seguridad basada en cero confianza (Zero Trust) y en herramientas para autenticidad de contenidos. Un ejemplo innovador son las “marcas de agua” para contenidos generados por IA, que insertan identificadores invisibles en texto, imágenes o vídeo creados por inteligencia artificial para verificar su origen y autenticidad. Estas soluciones buscan combatir la desinformación y proteger la propiedad intelectual en un mundo hiperconectado (Sarkar & Thomas, 2025). En general, la ciberseguridad se vuelve un pilar fundamental para sostener la confianza en ecosistemas digitales cada vez más complejos (Neira, 2025).
  • Nube híbrida y computación distribuida – La adopción masiva de arquitecturas híbridas y multicloud permite a las organizaciones combinar nubes públicas y privadas, ganando flexibilidad y resiliencia. Además, se perfilan tendencias como la computación híbrida (combinación de computación clásica con aceleradores cuánticos o especializados) para optimizar costos y rendimiento (Gartner, 2025). La nube sigue siendo clave para la escalabilidad de aplicaciones de IA y análisis de grandes datos, con América Latina dirigiendo ya más de un tercio de sus inversiones tecnológicas hacia soluciones en la nube (Palmaka, 2025).
  • Energía limpia y tecnologías de sostenibilidad – Los avances tecnológicos también se orientan a enfrentar la crisis climática. Se destacan innovaciones en energías renovables (como mejoras en paneles solares, baterías de nueva generación y sistemas de almacenamiento energético) y en combustibles alternativos (por ejemplo, el hidrógeno verde y biocombustibles sintéticos). Asimismo, la tecnología sostenible incluye desarrollos para eficiencia energética en centros de datos, computación de bajo consumo y economía circular en la fabricación de dispositivos (Palmaka, 2025). Muchas empresas están invirtiendo en estas soluciones, impulsadas tanto por regulación como por la demanda de consumidores conscientes.
  • Biotecnología y bioingeniería avanzada – La convergencia de ciencias de la vida con tecnología digital está dando frutos revolucionarios. Por un lado, la edición genética y la terapia génica avanzan para tratar enfermedades antes incurables. Por otro, la bioingeniería produce materiales y alimentos de forma sostenible (por ejemplo, carne cultivada en laboratorio o microorganismos que degradan residuos). Un desarrollo notable son las “terapias vivas”: organismos modificados (bacterias, células) diseñados para vivir en el cuerpo humano y liberar medicinas de forma controlada. Estas innovaciones podrían transformar la atención de la salud y la industria farmacéutica en el futuro cercano (Sarkar & Thomas, 2025).
  • Tecnologías espaciales y movilidad del futuro – La carrera tecnológica también mira al cielo: la proliferación de satélites pequeños y la reducción de costos de lanzamiento (cohetes reutilizables) mejoran la conectividad global y el monitoreo ambiental desde el espacio. Al mismo tiempo, en tierra se consolida la movilidad autónoma y eléctrica: vehículos eléctricos más asequibles, coches autónomos y sistemas de transporte con drones que remodelarán la logística y el tránsito urbano en los próximos años. Estas tendencias de movilidad prometen ciudades más limpias y eficientes, a la vez que abren nuevos dilemas regulatorios y de infraestructura para los gobiernos.


En suma, el panorama tecnológico 2025-2026 se caracteriza por innovaciones interconectadas que se potencian entre sí –IA que impulsa avances en salud y energía, nuevas redes que habilitan la IA ubicua, etc.–. Los expertos subrayan que el éxito de estas tecnologías dependerá no solo de su novedad técnica, sino de que lleguen en el momento adecuado y con un ecosistema preparado (infraestructura, políticas y aceptación social) para adoptarlas 

Aquellas innovaciones que resuelven problemas urgentes, encuentran apoyo institucional y generan confianza en la sociedad son las que despegarán con más fuerza (Sarkar & Thomas, 2025). Por ello, gobiernos y líderes empresariales encaran el reto de integrar estas tendencias estratégicamente, maximizando sus beneficios y mitigando riesgos éticos o de seguridad que puedan surgir.

Tendencias tecnológicas en la educación (EdTech)

La educación está experimentando una transformación profunda impulsada por la tecnología. En 2025-2026 veremos aulas más conectadas, inmersivas y personalizadas, donde las herramientas digitales complementan la labor docente para mejorar el aprendizaje. Una de las tendencias más visibles es la integración de realidad virtual y aumentada (RV/RA) en entornos educativos. Estas tecnologías inmersivas permiten a los estudiantes “aprender haciendo”, explorando escenarios simulados que enriquecen la comprensión de conceptos complejos. Por ejemplo, ya existen laboratorios virtuales de ciencia y recorridos históricos en RA que mejoran la retención del conocimiento al involucrar activamente al alumno en experiencias interactivas (Universidad Panamericana, 2025). En carreras como medicina o ingeniería, la RV facilita prácticas seguras en entornos virtuales antes de enfrentar situaciones reales. Se espera que estas experiencias inmersivas sigan ganando terreno, a medida que los equipos de RV sean más accesibles y las plataformas educativas ofrezcan contenidos de calidad en estos formatos.

Otra tendencia clave es la personalización del aprendizaje mediante IA. La inteligencia artificial se está incorporando en forma de tutores virtuales, chatbots educativos y plataformas adaptativas que ajustan el contenido al ritmo y estilo de cada estudiante. Con técnicas de learning analytics, la IA puede analizar el desempeño de los alumnos en tiempo real e identificar qué áreas requieren refuerzo, generando recomendaciones personalizadas (Nicolás, 2025). Esto representa un cambio de paradigma desde la educación “igual para todos” hacia modelos más flexibles centrados en el estudiante. Por ejemplo, asistentes de IA como ChatGPT ya se emplean para responder dudas instantáneamente o ayudar a los docentes a elaborar materiales didácticos a la medida (Pincheira Muñoz, 2025). Si bien la IA educativa está en etapas iniciales, su potencial para mejorar la autonomía y la motivación del alumno es enorme, siempre y cuando se utilice con supervisión docente para asegurar la calidad pedagógica.

La educación híbrida y a distancia consolidada durante la pandemia seguirá evolucionando. En 2025 veremos modelos híbridos más sofisticados que combinan clases presenciales con enseñanza online, ofreciendo mayor flexibilidad a los estudiantes (Pincheira Muñoz, 2025). Las plataformas e-learning continúan expandiéndose, permitiendo acceder a clases en vivo o grabadas y a bibliotecas digitales desde cualquier lugar. Esto no solo elimina barreras geográficas, sino que facilita la formación continua y el aprendizaje a lo largo de la vida. Asimismo, la accesibilidad educativa se está reforzando con tecnología: herramientas de traducción automática, subtítulos y adaptaciones para estudiantes con discapacidad están haciendo la educación más inclusiva que nunca (Universidad Panamericana, 2025). La enseñanza multilingüe apoyada en plataformas digitales posibilita, por ejemplo, que estudiantes de distintos países colaboren en proyectos comunes, desarrollando competencias interculturales.

En cuanto a metodologías, la gamificación sigue ganando popularidad como estrategia didáctica. Incorporar dinámicas de juego en el aula –a través de aplicaciones, retos y recompensas– aumenta la motivación y el compromiso de los alumnos. Estudios recientes muestran que el aprendizaje basado en juegos mejora la retención de la información y fomenta habilidades como la resolución de problemas en equipo (Pincheira Muñoz, 2025). Un entorno lúdico hace que los estudiantes participen activamente, convirtiendo actividades antes pasivas en experiencias divertidas. De igual forma, se impulsan las iniciativas de introducir programación y pensamiento computacional desde edades tempranas. Enseñar a programar y a “pensar como computadoras” no solo prepara a los jóvenes para carreras tecnológicas, sino que desarrolla su lógica y creatividad, competencias valiosas en cualquier disciplina (Pincheira Muñoz, 2025).

Por último, las tendencias EdTech también ponen énfasis en áreas menos tecnológicas pero igual de cruciales: el desarrollo de habilidades socioemocionales y la educación para la sostenibilidad. Muchas instituciones están adoptando programas apoyados en plataformas digitales que ayudan a los estudiantes a trabajar la empatía, la colaboración, la inteligencia emocional y la conciencia ambiental (Pincheira Muñoz, 2025). Esto refleja un reconocimiento de que la educación del futuro debe formar ciudadanos integrales, capaces de adaptarse a un mundo cambiante y de enfrentar desafíos globales como el cambio climático. Herramientas digitales, desde aplicaciones de meditación guiada para manejar la ansiedad, hasta simuladores que enseñan sobre cambio climático, complementan la enseñanza tradicional en estas áreas. En definitiva, la tecnología educativa en 2025-2026 no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr una educación más efectiva, inclusiva y pertinente. Los expertos subrayan la importancia de acompañar la adopción tecnológica con capacitación docente y con marcos éticos claros –protección de datos de los estudiantes, equidad en el acceso, etc.– para asegurar que ningún alumno se quede atrás en esta transformación (Nicolás, 2025). Aquellas escuelas y universidades que innoven con propósito y manteniendo al estudiante en el centro, serán las que marquen la pauta en la educación del siglo XXI.

Tendencias tecnológicas en el ámbito empresarial (2025-2026)

En el mundo empresarial, la tecnología se ha convertido en la fuerza motriz de la transformación digital. Las empresas que adopten tempranamente las tendencias tecnológicas emergentes podrán ganar ventaja competitiva, mientras que las rezagadas corren el riesgo de quedar irrelevantes (Neira, 2025). Uno de los avances más disruptivos es la integración de inteligencia artificial en los procesos de negocio. La IA ya no es solo para gigantes tecnológicos; en 2025 se consolida como un motor transversal en todos los sectores (manufactura, finanzas, salud, agricultura, etc.), automatizando procesos rutinarios, mejorando la toma de decisiones con analítica predictiva y optimizando la asignación de recursos. Por ejemplo, en finanzas se emplean algoritmos de IA para detección de fraudes y asesoría de inversiones, en marketing para personalizar ofertas en tiempo real, y en operaciones para gestionar cadenas de suministro de forma dinámica. Un reporte reciente de McKinsey destaca que IA, automatización y hardware especializado concentran una porción sustancial de la inversión tecnológica global, lo que refleja la expectativa de retornos significativos para quienes escalen su implementación (Neira, 2025). En paralelo, surge la figura de la empresa impulsada por IA, en la que la mayoría de decisiones cotidianas (desde el mantenimiento de maquinaria hasta la selección de candidatos en RR.HH.) son asistidas por sistemas inteligentes (Pincheira Muñoz, 2025).

Otra tendencia empresarial fundamental es la migración masiva a la nube y la arquitectura híbrida. Para 2025, se estima que más del 80% de las compañías grandes operan con infraestructuras multicloud, combinando nubes públicas y privadas. Esto les da flexibilidad para escalar servicios bajo demanda y resiliencia al evitar dependencia de un solo proveedor (Palmaka, 2025). Además, muchas empresas están llevando cómputo al borde de la red (edge), situando potencia de procesamiento cerca de las operaciones (en fábricas, tiendas, dispositivos IoT), lo que reduce la latencia y permite responder en tiempo real (Neira, 2025). La adopción de plataformas de nube específicas por industria (“nubes industriales”) también cobra fuerza: soluciones cloud verticales, por ejemplo diseñadas exclusivamente para sector salud o banca, que ofrecen funciones especializadas y cumplimiento regulatorio incorporado (Pincheira Muñoz, 2025). En resumen, la infraestructura de TI corporativa avanza hacia modelos más ágiles, distribuidos y adaptables a entornos cambiantes.

La ciberseguridad se ha elevado a prioridad estratégica en las empresas digitales. En un entorno donde los ciberataques son cada vez más sofisticados, las organizaciones están adoptando esquemas de seguridad Zero Trust, bajo el principio de “no confiar en nada por defecto, verificar todo”. Esto implica autenticar y autorizar estrictamente cada acceso a recursos, incluso dentro de la red corporativa, para mitigar amenazas internas y externas (Murillo, 2025). Además, aumenta la inversión en protección de datos y privacidad, especialmente con la expansión de normativas de datos (como GDPR en Europa o leyes locales en América Latina). Herramientas de confianza digital como blockchain para trazabilidad, y soluciones de disinformation security para combatir noticias falsas, empiezan a considerarse en sectores como medios de comunicación y plataformas online (Gartner, 2025). En general, las empresas están entendiendo que sin ciberseguridad robusta no hay transformación digital sostenible: la confianza de clientes y socios es un activo que se debe proteger con las mejores tecnologías y con personal capacitado en seguridad (Neira, 2025).

La evolución tecnológica también está revolucionando cómo las empresas desarrollan productos y servicios. Tecnologías inmersivas como RA/RV están transformando la capacitación de empleados, el diseño de productos (prototipos virtuales) y la experiencia del cliente. Por ejemplo, compañías de automoción utilizan realidad virtual para diseñar vehículos colaborativamente entre equipos globales, o retailers ofrecen a clientes probadores virtuales con RA para probarse ropa digitalmente. La robótica avanzada y la automatización inteligente están redefiniendo operaciones: fábricas con robots colaborativos que trabajan junto a operarios humanos, almacenes con vehículos autónomos moviendo mercancías, y cadenas logísticas optimizadas por algoritmos que determinan rutas en tiempo real. En la banca y servicios, los agentes virtuales (chatbots inteligentes) atienden consultas de clientes 24/7, y los sistemas RPA (automatización robótica de procesos) se encargan de tareas administrativas repetitivas, reduciendo errores y liberando al personal para labores de mayor valor agregado.

Un punto destacado es el surgimiento de la inteligencia de negocio aumentada: combinando big data, IA y nuevas interfaces, las empresas pueden obtener insights más profundos. Por ejemplo, modelos de acción amplificada (LAMs) son una tendencia emergente donde IA no solo analiza datos sino que ejecuta acciones autónomas en sistemas empresariales (como dar de alta un servicio a un cliente automáticamente tras una consulta). Estas capacidades requieren confianza y gobernanza de IA: muchas organizaciones invierten en marcos éticos y equipos para supervisar algoritmos y evitar sesgos, asegurando que la IA se use de manera responsable y alineada a objetivos de negocio (Gartner, 2025).

Tendencias tecnológicas en sectores específicos

Las tecnologías emergentes están redefiniendo sectores clave:

En salud, la telemedicina potenciada con IA, los dispositivos wearables y análisis de datos de pacientes permiten atención más preventiva y personalizada. La impresión 3D de biomateriales y órganos, así como la medicina de precisión basada en genómica, avanzan aceleradamente (Palmaka, 2025).

En finanzas, las fintech adoptan blockchain para transacciones seguras y smart contracts, mientras los bancos tradicionales aceleran su digitalización con IA para evaluación crediticia y detección de fraudes en tiempo real.

En manufactura, el concepto de Industria 4.0 se consolida: fábricas inteligentes con IoT, mantenimiento predictivo (sensores + IA que anticipan fallas) y gemelos digitales de líneas de producción que simulan y optimizan la operación (Murillo, 2025).

En comercio y marketing, la experiencia del cliente es más interactiva y personalizada gracias al análisis de comportamiento en línea, recomendadores inteligentes y campañas microsegmentadas con ayuda de IA (Palmaka, 2025). Además, tecnologías como la realidad aumentada permiten a los consumidores “probar” productos virtualmente antes de comprarlos, redefiniendo el retail.

Los analistas subrayan que para aprovechar estas tendencias, las empresas deben no solo invertir en tecnología sino también en talento y cambio organizacional. Cultivar habilidades digitales en la fuerza laboral es crucial: por ejemplo, formar equipos híbridos humano-IA donde empleados con nuevas competencias supervisen y complementen el trabajo de algoritmos (Murillo, 2025). Igualmente, la agilidad empresarial y la cultura de innovación determinan el éxito en la adopción tecnológica. Las empresas líderes están creando laboratorios de innovación, colaborando con startups y adaptando sus modelos de negocio para monetizar las nuevas oportunidades digitales (Neira, 2025). La hoja de ruta es clara: en 2025-2026, tecnología y estrategia empresarial serán inseparables, y quienes logren integrar ambas dimensiones liderarán la próxima ola de crecimiento.


Impacto de nuevas tecnologías en Costa Rica y América Latina

En Costa Rica y la región latinoamericana, estas tendencias tecnológicas ofrecen enormes oportunidades, pero también plantean desafíos particulares. América Latina se encuentra en un punto de inflexión tecnológico que definirá su desarrollo en los próximos años (Palmaka, 2025). La acelerada adopción de IA y la digitalización industrial pueden impulsar la productividad y la inclusión, siempre que los países logren cerrar brechas de infraestructura y habilidades. Muchos gobiernos de la región han lanzado estrategias nacionales de transformación digital y estrategias de IA, reconociendo que tecnologías como la inteligencia artificial, la nube y la analítica de datos son clave para mejorar servicios públicos, educación, salud y la competitividad económica. Por ejemplo, a nivel regional se proyecta que el gasto en tecnologías de IA alcanzará unos $227 mil millones en 2025 a nivel mundial, con Latinoamérica incrementando su participación año tras año (Palmaka, 2025). Países como Brasil, México, Chile y Colombia han visto un auge de startups tecnológicas y una creciente inversión en fintech, edtech y govtech, señal de que el ecosistema digital está madurando.

Costa Rica, en particular, afronta esta ola tecnológica apoyada en algunas ventajas importantes. El país cuenta con un talento humano bien capacitado en áreas técnicas, producto de su fuerte educación superior en ingeniería y ciencias. Además, Costa Rica ha sido pionera en la región en materia de sostenibilidad, produciendo casi el 99% de su electricidad de fuentes renovables (Murillo, 2025). Esto le da una plataforma única para impulsar tendencias de tecnología verde: desde centros de datos con energía limpia hasta proyectos de movilidad eléctrica e inteligente en sus ciudades. De hecho, se percibe que la tecnología verde (Green ICT) ya no es solo una responsabilidad ambiental sino una estrategia empresarial en el país, atrayendo inversión extranjera en sectores como energías limpias y cleantech. No obstante, Costa Rica también enfrenta retos significativos, como la modernización de sus redes de telecomunicaciones. Tras años de rezago, finalmente en 2025 el país avanzó en la implementación de la tecnología 5G, subastando espectro para ofrecer internet móvil de alta velocidad (Datalex Latam, 2025). La llegada de 5G abrirá la puerta a aplicaciones de IoT industrial, ciudades inteligentes y mayor conectividad rural, pero requiere fuertes inversiones en infraestructura y una regulación ágil.

En cuanto al sector empresarial costarricense, expertos locales señalan que las cinco tendencias tecnológicas más destacadas para 2025 en el país son: la IA agentiva, la computación cuántica, la ciberseguridad Zero Trust, la arquitectura multicloud híbrida y la adopción de tecnologías emergentes integradas (como gemelos digitales, edge computing y 5G). Durante eventos tecnológicos nacionales se discute cómo los “agentes inteligentes” pueden operar 24/7 aumentando la productividad, pero a la vez se advierte la necesidad de supervisión rigurosa y de actualizar marcos regulatorios para su uso responsable (Murillo, 2025). También se destaca el papel de estándares abiertos como Model Context Protocol (MCP) que facilitarían la integración de datos empresariales con sistemas de IA, algo así como un “USB-C de la Inteligencia Artificial” para eliminar fricciones entre plataformas. Estas discusiones reflejan un ecosistema local que, si bien es pequeño, está atento a las tendencias globales y busca adaptarlas a su realidad.

A nivel latinoamericano, una tendencia transversal es la prioridad en sostenibilidad y responsabilidad social mediante tecnología. IDC anticipa que para 2025, el 40% de las 5000 empresas más grandes de Latam tendrán equipos dedicados exclusivamente a iniciativas de sostenibilidad (Palmaka, 2025). Esto significa oportunidades para soluciones tecnológicas en energías renovables, gestión eficiente de recursos, economía circular y monitoreo ambiental. La tecnología puede ayudar a resolver problemáticas históricas de la región: aplicaciones de big data e IA para la agricultura optimizan el uso de agua y fertilizantes; plataformas de telemedicina llevan servicios de salud a comunidades remotas; herramientas de e-learning masivo están mejorando la capacitación laboral en áreas rurales. Asimismo, la inclusión financiera digital se ha expandido gracias a fintech y banca móvil, integrando a millones de personas al sistema financiero formal con bajo costo. Todos estos avances tecnológicos tienen un impacto social positivo directo en América Latina.

Sin embargo, la región también enfrenta la brecha digital: marcadas diferencias en acceso a internet y herramientas digitales entre distintos países e incluso dentro de ellos. Mientras urbes como São Paulo o Ciudad de México se convierten en smart cities, hay zonas rurales en Centroamérica sin conectividad básica. Por ello, los gobiernos y empresas tecnológicas en Latam están invirtiendo en ampliar la infraestructura de banda ancha y en programas de alfabetización digital, para que las ventajas de la revolución tecnológica no se concentren solo en unos pocos. Iniciativas público-privadas, como la instalación de puntos de conexión comunitarios o la entrega de dispositivos a escuelas, son vitales para democratizar la tecnología. También organismos internacionales y bancos de desarrollo (BID, CAF) apoyan proyectos de transformación digital enfocados en las PYMEs, sabiendo que en Latinoamérica estas pequeñas y medianas empresas son grandes generadoras de empleo pero muchas veces carecen de recursos para digitalizarse.

Un aspecto cultural a considerar es la adopción tecnológica y la confianza. En Latinoamérica, el uso de redes sociales y smartphones es muy alto, lo que facilita la penetración de nuevos servicios digitales. Pero también existe cierto recelo hacia tecnologías como la IA (por temor a pérdida de empleos) o hacia la automatización gubernamental (por desconfianza en la protección de datos personales). Para maximizar el impacto positivo, será necesario sensibilizar y capacitar a la población sobre estas herramientas, mostrando casos de uso exitosos locales. Por ejemplo, Chile ha implementado exitosamente algoritmos de IA en la gestión tributaria y Argentina en sistemas de alerta de salud pública, generando ahorros y eficacia; difundir estos logros puede aumentar la confianza en la tecnología (Palmaka, 2025).

En resumen, Costa Rica y América Latina en su conjunto se encuentran ante la oportunidad de aprovechar las tendencias tecnológicas globales para acelerar su desarrollo. La región puede beneficiarse enormemente de la IA, la digitalización y la economía verde, siempre que aborde sus desafíos estructurales: invertir en infraestructura 5G/fibra, mejorar la calidad de la educación STEM, fomentar la I+D local y cerrar las brechas de acceso. La colaboración regional también podría jugar un rol –compartiendo buenas prácticas, desarrollando estándares comunes y quizás creando sandboxes regulatorios conjuntos para probar innovaciones fintech o de salud digital–. Con el enfoque adecuado, las tendencias tecnológicas 2025-2026 no solo traerán eficiencia y crecimiento económico a Latinoamérica, sino que contribuirán a sociedades más inclusivas y resilientes. Como bien dijo un líder tecnológico regional, “la ventaja estará en quienes mejor integren la tecnología con el factor humano”; en última instancia, será el talento latinoamericano el que impulse estas innovaciones y las adapte a nuestra realidad, marcando un futuro donde la tecnología esté al servicio del bienestar de todos (Murillo, 2025).

Referencias

  • Murillo, E. (2025, 30 de junio). Estas son las tendencias en tecnología para el país durante la segunda mitad del año. CRHoy. Recuperado de https://crhoy.com/
  • Neira, S. (2025, 2 de agosto). 13 tecnologías que revolucionarán los negocios desde el año 2026 y pocos lo saben. Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/
  • Palmaka, C. (2025, 9 de enero). Tendencias tecnológicas que transformarán la región en 2025. ContactCenters (SAP Latinoamérica). Recuperado de https://contactcentersonline.com/
  • Pincheira Muñoz, J. (2025, 24 de enero). 6 tendencias de innovación educativa para 2025. Blog Umáximo. Recuperado de https://www.umaximo.com/
  • Sarkar, A. & Thomas, G. (2025, junio). Las Top 10 tecnologías emergentes de 2025 – y lo que dicen sobre el mundo actual. Foro Económico Mundial. Recuperado de https://es.weforum.org
  • Universidad Panamericana. (2025, 30 de enero). Innovación, Habilidades y Tecnología Educativa: retos de 2025. [Nota de prensa]. Recuperado de https://www.up.edu.mx 

 Technological Trends 2025-2026: Global Innovation, Education, Business, and Latin America

This article explores the main technological trends projected for 2025-2026, structured into four key pillars: global innovations, educational technology, business applications, and their impact on Costa Rica and Latin America. The analysis highlights the top ten emerging advances—including artificial intelligence (generative and agentive), quantum computing, extended reality, robotics, cloud and edge computing, biotechnology, green technologies, and digital trust solutions—while examining their strategic uses and transformative potential across sectors. In education, the focus is on immersive learning, adaptive platforms powered by AI, hybrid models, and gamification, reshaping how students learn and institutions operate. In business, trends emphasize AI-driven decision-making, cybersecurity, hybrid cloud infrastructures, and automation as enablers of digital transformation and competitiveness. Finally, the regional perspective discusses both the opportunities and challenges these technologies pose for Costa Rica and Latin America, addressing issues such as infrastructure gaps, talent development, and sustainability. By integrating global insights with regional realities, this study underscores the strategic importance of technology adoption to foster inclusive growth, innovation, and resilience in the years ahead.

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